Hace como una semana publicaron un artículo ya ni me acuerdo donde hablando de que el promedio nacional de lectura había subido de los infames 1.9 o 2 a 3.6 libros leídos por persona. A reserva de recordar que estos datos vienen de una Encuesta Nacional de Lectura (al igual que la Encuesta Nacional sobre Ingreso y Gasto) y por lo tanto son opiniones auto-reportadas y tendientes a la exageración personal, hay que celebrar algo de que el famoso promedio haya subido.
Seguimos (bueno, el país sigue: yo soy el feliz outlier de siempre) estando mal, aunque ya no tan lejos de Estados Unidos; que me parece lee 5.6 al año por persona. Una parte entre soberbia y condescendiente de mí gusta de pensar que la influencia de bloggeros y booktubers ha tenido algo que ver. Al final, creo que son muchos factores y somos uno de ellos.
El propósito de esta entrada es hablar un poco sobre las grandes desventajas de ser (ya no vivir, no vivo ahí pero la cosa es peor) de un país que lee poco.
Vamos a deshacernos de un cliché. Eso de que 'un pueblo culto es un pueblo que no se manipula' es una vil mentira. Países con niveles envidiables de cultura no se han escapado ni del populismo (i.e. Argentina) ni de cosas peores (i.e. Alemania). Además, generalmente quien repite esta consigna suele ser de los primeros que dice no tragarse lo que dice el gobierno pero es súper borrego con lo que dice la oposición. Entonces no, lo siento, I'm sorry. No va por ese lado.
Mis preocupaciones son mucho más mundanas. Todas, me temo, tienen que ver con el modelo de negocio de las editoriales. Y son éstas:
Los libros llegan tarde
Cuando traducen un libro (o si el libro no es originariamente del país cuando llega), generalmente las editoriales se tardan varios meses en ponerlos a disposición del mercado local. A menos claro de que se trate de la súper novedad garantizada de venderse como pan caliente (cosa que pasa con autores que se cuentan con los dedos de la mano), entre el release del libro en su primera traducción y su llegada al país pasa bastante tiempo. La cosa es peor cuando la editorial no tiene oficina de representación en el país: las librerías tienen que importar los libros manualmente y el precio se va al cielo. Vayan al Péndulo y me cuentan.
Los libros llegan en formato inferior
Ésta me revienta. La razón por la cual tenemos libros mal impresos, mal encuadernados, en mal papel y con muy poca esperanza de vida se llama economías de escala. Al no vender mucho, las editoriales no pueden darse el lujo de poner calidad en lo que imprimen porque le pegan a su hoja de resultados fuerte.
Hasta hace dos semanas creía que en el mundo de habla hispana no se tenía la bonita costumbre de imprimir los libros en tapa dura. Pero oh sorpresa cuando me enteré que de últimas en España editoriales como Planeta y Plaza y Janés sí suelen imprimir en pasta dura en sus ediciones locales y en América las publican directo en rústica (con sobrecubiertas si nos va bien. Si no, llega directo el infame MMPB -mass market paperback-).
El colmo (que es entendible y justificable, pero no dejar se ser el colmo) es un libro como El Murmullo de las Abejas. Un libro mexicano, escrito por una autora mexicana. En su mercado local lo anuncian con bombo y platillo y le dedican una campaña rabiosa en la FIL. Y lo publican como siempre, con el peor papel, el peor encuadernado (aunque la portada tiene relieve! yay!). En España la edición es de tapa dura.
Mercado local: rústica.
Edición española: Tapa dura con sobrecubierta
Hay países como Estados Unidos donde a autores que tienen tirajes de millones les hacen sus libros casi en papel de lino: vean cualquier edición gringa de un libro de Stephen King en tapa dura. El papel parece hasta grado archivo.
La industria editorial saca tendencias rentistas
En un país como México, con el tipo de instituciones y el grado de desarrollo de las mismas que tenemos, es normal que todas las industrias busquen capturar rentas (perdón por mi jerga económica: ser rentista significa hacerse de favores y/o legislación para beneficiarse en perjuicio de los consumidores). Aquí las editoriales han jugado bien el juego con el tema del precio único. Virtualmente todo economista gritaba por el veto a tal iniciativa. Se consiguió el veto y los diputados regresaron la ley sin cambios. Ahora tenemos libros caros que no pueden ser descontados sino hasta creo el año y medio y... ¿Qué creen? El número de librerías no ha subido en absoluto. En España también hay precio único pero la gente lee muchísimo más.
Por eso, chavos, yo sigo trayendo mis libros de EEUU o de España. I'm so sorry...
Yo por eso tambien compro ya mucho pero en inglés tapa dura o ediciones de otros lados porque basicamente en mi pais (colombia) nos toman el pelo con ediciones FEAS y CARAS.
ResponderEliminarUn caso paradigmático de lo nefasta que es la edición es la Canción de Hielo y Fuego. Con ese grado de inferioridad versus las ediciones de Bantam o de Gigamesh me da mucho coraje
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